martes, 11 de noviembre de 2008

Cuestión de imagen


“Tu eres más que una imagen” dice la portada de una página en Internet.

Aquí encontré muy buena información sobre todo para aquellos que están obsesionados con la imagen.
Cuando tenemos una excesiva preocupación por lo estético corremos el riesgo de volvernos personas superficiales y aun poner en riesgo nuestra salud.

Esta “obsesión” por vernos mejor puede llevarnos a recurrir a dietas “mágicas” o a ciertos fármacos que ayuden a acelerar el proceso de bajar kilos de más.


“Existen aproximadamente 600 productos en el mercado que se anuncian como “adelgazantes” pero que realmente no lo son. También las revistas de moda, la televisión, Internet… publican periódicamente dietas que prometen una rápida pérdida de peso sin mucho esfuerzo. Muchas veces este tipo de “dietas milagro” son elaboradas por personas sin conocimientos nutricionales específicos que buscan únicamente el beneficio económico. El bombardeo publicitario al que se ve sometida nuestra sociedad, hace que cada día aumente considerablemente el número de personas que inicia este tipo de dietas en busca de una solución rápida. Según un especial publicado por el periódico “El Mundo”, aproximadamente un 16 % de la población española (6 ,5 millones de personas) inicia una dieta en primavera. Aunque sólo un 22% de ellos lo hace bajo consejo médico. Este tipo de dietas suelen ser perjudiciales para la salud porque suponen una restricción importante de alimentos y una reducción excesiva de las calorías diarias.”

La necesidad de verse bien. Cuando reflexionemos acerca de la importancia de nuestro aspecto personal como transmisor de mensajes para quienes nos rodean, debemos considerar que la formación de una imagen en la mente de los demás no es opcional, sino un fenómeno al que no podemos sustraernos. Hagamos o no algo por transmitir determinados mensajes con nuestra apariencia, en todas formas lo vamos a hacer. Por ejemplo para una entrevista de trabajo la imagen es nuestra tarjeta de presentación; ella habla por nosotros mismos en ocasiones más alto y claro que el mejor de los currículos. Sin embargo nuestro aspecto deberá pasar a un segundo término tan pronto como tomemos asiento en la entrevista.

Más allá de las apariencias. No podemos restar importancia al cuidado que debemos brindarle a nuestra apariencia personal, sin embargo debemos tener cuidado con “los estereotipos” que muchas veces nos impone “el mercado de la belleza”. “La publicidad contribuye a que se asocie delgadez con belleza, elegancia y aceptación social, ayudando a crear y reforzar un estereotipo social, o idea que se asume como normal y válida para todos los miembros de una sociedad. Los anuncios presentan imágenes de personas que no corresponden con la realidad, y al comparar nuestra imagen con la de estos modelos es cuando nos sentimos insatisfechos con nuestro cuerpo.”

Cuando las apariencias engañan. En la Biblia encontramos, en el libro de 1 Samuel en el capítulo 16, la historia de la elección de David como el futuro rey del pueblo de Dios. Samuel, el profeta de Dios, había sido enviado a Belén para señal a quien sería el “escogido” para ocupar esta honrosa posición.

“Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey.”

Samuel tenía precisas instrucciones al respecto. No existía margen de error debido a lo trascendente del acontecimiento.

“Y llama a Isaí al sacrificio, y yo te enseñaré lo que has de hacer; y me ungirás al que yo te dijere.”

Sin embargo Samuel se dejó engañar por las apariencias. Confió en su percepción y no esperó la guía del Señor. Esto le valió una reprensión:

“Y aconteció que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido. Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.”

El juicio del hombre es superficial. Aun cuando creemos conocer a las personas podemos llevarnos una sorpresa. Dice el refrán “no todo lo que brilla es oro” haciendo referencia a que no es prudente dejarnos llevar por la apariencias.

También nos puede pasar que subestimamos a las personas debido a nuestros propios prejuicios. Esto es lo que le sucedió a Isaí, el padre de David.

“E hizo pasar Isaí siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí: Jehová no ha elegido a éstos. Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos? Y él respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.”

David fue subestimado tanto por su padre como por sus hermanos que consideraron que él no reunía los requisitos para ser candidato a la corona real. Sin embargo Dios vió más allá de la apariencia de un “joven pastorcillo de ovejas”, vió su corazón.

¿Estás preocupado por tu apariencia? ¿Te han discriminado por causa de tu aspecto?

Ante los ojos de los hombres David era un insignificante “joven con olor a ovejas”. Sin embargo ante los ojos de Dios, David era un “hombre conforme a su corazón”. Quiero decirte que aunque muchas veces te juzguen mal o te menosprecien por tu aspecto, tu condición social, o por cualquier otra cosa, si aprendes a confiar en Dios, él se encargara de colocar cada cosa en su lugar. Dios ve más allá de tu aspecto, él ve tu corazón y te ama por lo que eres, no por la manera que te ves o te ven los demás. Bendiciones!!

1 comentario:

YeYi dijo...

muy weno leo ojala pueda tener esa inspiracion. no vayas a dejar esto q estas haciendo estoy aprendiando mucho tq BESO