miércoles, 5 de noviembre de 2008

Dejenme entrar !!! Laodicea era una pequeña congregación que regularmente tenía su servicio de adoración. Allí se cantaban hermosas canciones sobre el amor, el poder y la bondad de Dios entre cosas. Luego, el ministro se ponía en pie y comenzaba con la exposición del mensaje para ese día. Todo parecía desarrollarse normalmente y sin contratiempos. Sin embargo, al perecer, nadie escuchaba que a la puerta había alguien que golpeaba insistentemente para que lo dejaran entrar. Quien era ese extraño que llamaba y llamaba en medio del servicio? Acaso no se daba cuenta que podía interrumpir la predica del pastor?

Ese extraño era Jesús.

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. (Apocalipsis 3:20)

Es de entender que Jesús no siempre es muy bien recibido en algunos lugares. Los habitantes de una región llamada Gadara eran un ejemplo. Ellos le rogaron a Jesús que se fuera de allí, no lo querían ni cerca. Probablemente tenían sus razones. Jesús había liberado un hombre que se encontraba poseído por malos espíritus y estos al salir, entraron en un ato de cerdos que terminaron muertos al precipitarse al mar. Los gadarenos no consideraron el beneficio que había recibido aquel pobre hombre que por tanto tiempo se había convertido en el terror del lugar con sus gritos y lamentos, solo vieron que por la culpa de Jesús se quedaron sin cerdos.

No todos quieren a Jesús. Eso se comprende. Puede ser, que al igual que los gadarenos, sientan que Jesús representa una seria amenaza a sus propios intereses.

Pero que en la propia Iglesia Jesús deba estar golpeando la puerta para entrar es trágico.
Laodicea estaba en un estado de indiferencia y apatía espiritual. Su relación con Dios había perdido el fervor inicial y su cristianismo se había vuelto en un ritual externo y superficial. Decían amar a Dios pero era de la boca para afuera, su corazón se había cerrado tanto que dejaron a Jesús afuera.
A pesar de todo Jesús insistió en llamar, tal vez habría alguien que, entre las melodías entonadas en su honor, se de cuenta que a la puerta estaba él.

Aun hoy Jesús sigue llamando con el deseo de tener comunión con cada uno de nosotros, pero no lo dejemos afuera hagámoslo pasar….

Puedes, si lo deseas, hacer con tus propias palabras la siguiente oración:
- Querido Jesús no quiero ser indiferente a tu llamado, hoy te abro la puerta de mi corazón para que entres y lo llenes con tu maravillosa presencia. Amen.

1 comentario:

Andriuw dijo...

Es verdad, cuando Jesús llama, son muy pocos los que lo invitan a habitar en sus corazón, y reconocen el milagro que El ha hecho en sus vidas, por miedo al que dirán!!. Lo que si les puedo decir por experiencia propia es que el que cree en El, no morirá, mas tendrá vida eterna. con Cristo en mi, ¿Quién contra mí? Que nuestro señor Jesucristo los bendiga y multiplique en un ciento por uno, en vuestros proyectos.Amén